La noche es mi única amiga, es la
irresponsable que decidió quedarse conmigo después de tantos años
cuando todos los demás me soltaron la mano a veces incluso por
simples rumores de mis competidoras.
Cuando me inicié en esto de la carne a domicilio, a veces llamado prostitución para no llamarlo por lo que es. No niego que se pueda ser prostituta y disfrutarlo, tener una vida feliz e incluso conseguirse un noviecito para pasar el frio; pocas veces me topé con chicas que tuvieron tal suerte, son la excepción a la regla. En el mundo real y común la vida de trola no es más que intentar conseguir el dinero suficiente para justificar conmigo misma haber tenido que acostarme con tanto cerdo e infieles todas las noches.
Cuando me inicié en esto de la carne a domicilio, a veces llamado prostitución para no llamarlo por lo que es. No niego que se pueda ser prostituta y disfrutarlo, tener una vida feliz e incluso conseguirse un noviecito para pasar el frio; pocas veces me topé con chicas que tuvieron tal suerte, son la excepción a la regla. En el mundo real y común la vida de trola no es más que intentar conseguir el dinero suficiente para justificar conmigo misma haber tenido que acostarme con tanto cerdo e infieles todas las noches.
Cuando
tuve mi primera relación sexual supe que el sexo sería lo más
importante de mi existir….. es bastante triste, lo sé, pero esta
clase de cosas no se elijen, simplemente ocurren y te marcan de por
vida, como una cerradura en los genes que un día se topa con la
llave y te cambia para siempre. No diré la edad pero era muy joven,
tanto yo como mi compañero de aventuras de turno; desde entonces no
pare de romper corazones, me acosté con todos los hombres (y algunas
mujeres) que me crucé, y también otras cosas….. ¿Cómo me
clasifica la psicología, ninfomana!, esa es la palabra. Terminé mis
estudios secundarios e inicié la facultad pero esta última no la
pude tolerar porque tenía demasiadas distracciones, incluyendo
profesores. Sé que puede quedar y sonar de mal gusto admitir que
soy, fui, y seré tan promiscua pero para mi no es algo negativo ni
positivo, así es mi vida y es algo de lo más cotidiano para mi, es
de lo único que conozco y vivo en carne propia (Lo sé, mal chiste),
también es lo único que a veces me hace sentir viva y con ganas de
vivir.
Los
inicios de mi profesión no fueron fáciles a pesar que todo era
mucho más humano y hogareño; básicamente atendía a los chicos y
hombres de mi barrio, me hice unos panfletos, tarjetas de contacto y
un email, solo con eso pude visitar prácticamente tres o hasta todas
las casas de cada manzana, desde chicos jóvenes con demasiado libido
y mucha soledad, pasando por padres, maridos, divorciados, travestis,
parejas con tendencias swingerss Hasta me toco hacer de “niñera”,
así me llamaban los padres que me contrataban para iniciar a sus
hijos en la vida sexual. La frecuencia con la que requerían de mis
cuidados era buena , incluso aumentaba ya que me recomendaban entre
amigos, tíos, hermanos, y hasta suegros, jaja!; a pesar de mi
“éxito” monetario y profesional, mi vida no se hizo más fácil
ni llevadera.
Al
volverme tan conocida entre los hombres de la zona, las mujeres, mi
propio genero, empezaban a darme la espalda y aislarme de todo
aspecto social. Se me volvió imposible hacerme amigas o si quiera
tener una conversación normal con alguna del edificio donde vivía.
Cuando se difundió que tuve sexo con la mayoría de los hijos del
barrio todo se puso mil veces peor. Podré ser puta y prostituta pero
sé cuidar mi salud y la de mis clientes, solo con personas
especiales tomo el camino de lo natural, pero esto es difícil de
hacer entender a esposas/madres iracundas porque me acosté con sus
maridos e hijos, a veces ambos al mismo tiempo. Para mi dicha tenía
una pequeña fortuna trabajada así que usé parte de ella para
mudarme; y en aquel momento no decidía entre irme a otro barrio o
directamente a otro país.
Nunca
fui muy aplicada para estudiar pero si que me interesaba mucho el
resto del mundo, por lo que me fascinaba la clase de geografía.
Luego, con la llegada de internet a mi vida pude aprender mucho más
del mundo, en especial en lo que a mi me gustaba, ese arte que yo
sabía pintar muy bien. Obviamente con el dinero que tenía
disponible para gastar no podía irme a Europa y mucho menos Estados
Unidos, pero no quería dejar de pensar en ambos lugares como metas
que algún día alcanzaría. Me fui del barrio donde estaba, podía
elegir ir al interior del país a intentar dominar nuevos
territorios, más centrados y pequeños… quizás allí las personas
no serían tan malignas a la hora de tolerar estilos de vida que no
se acomodan a lo común… pero luego recordé que si quiero llegar
lejos, si quiero llegar a salir de país algún día tendré que
trabajar en serio, hacerme una profesional absoluta de mi materia…
esto significaba irme a la ciudad.
La
ciudad de Buenos Aires es un lugar místico para cualquier personita
del interior que no ha conocido nunca antes ese lugar, recuerdo que
en el barrio todos hablaban pestes de la ciudad, que estaba llena de
delincuentes, de tramposos, de asesinos, y miles cosas más, sin
embargo todos se morían por ir a vivir allí. La realidad es que la
ciudad es un lugar como todos, gente maligna hay en todos lados, al
igual que gente buena, la única diferencia es que en los pueblos del
interior todo está más espaciado y por eso no se siente tanto lo
humano, en cambio en la ciudad hay más de cien personas por manzana…
todos se huelen todo el tiempo, sea para bien o para mal. En lo
personal amo eso, me encanta no sentirme tan sola cuando salgo a la
calle y veo gente por todos lados caminando, comprando, besándose,
hablándose y siendo humanos, cada puerta es un mundo y cada mundo es
un grano de arena en el gran desierto que es la ciudad. Llegué a la
ciudad con mis veintitrés años recién cumplidos, mis padres
decidieron venir a la ciudad conmigo aunque acordamos separarnos ya
que mi padre no estaba muy contento conmigo, supongo que le ardía el
orgullo saber que su hija era una puta que se había acostado con
todos los hombres que el había conocido y quizás hasta los que
estaba por conocer. Mi madre me comprendía, quizás de ella heredé
lo trola, aunque siempre fue una santa e incluso la única amiga que
he tenido a lo largo de mi vida. Les dí un poco de mi dinero para
que puedan iniciar su nueva etapa bien (Y de paso para sacarme un
poco de culpa de encima, en especial por mi madre). Llegué al barrio
de Caballito en plena primavera, aún recuerdo lo hermoso que se veía
el parque Rivadavia con sus grandes árboles y toda la gente
disfrutando del amor soleado, las parejitas, la gente corriendo…
todo tan pacífico y tan individual. Logré conseguirme un pequeño
departamento cerca de uno de los puntos más pintorescos del barrio,
“Primera Junta”. Edificios de más de diez pisos por donde se
ponga la mirada, taxis, colectivos, motos y autos, el ruido de la
gente comerciando y mucha urbe, todo esto y más se respira al
caminar por esas calles.
La
primera noche en la ciudad la pasé acomodando mis pocas cajas de
ropa y algún que otro mueble que había quedado en el departamento
por cortesía de la mujer que me lo alquilaba. Luego de terminar de
acomodar lo poco que tenía (de lo cual me enorgullezco inmensamente
porque me gusta tener lo menos posible), me dí una ducha y comí
algo rápido, ya que se acercaban las diez de la noche y quería
cumplir mi horario. Me puse mi “Traje de oficina” (Pollera negra
bien cortita, botas taco alto de terciopelo, y una campera de cuero
negra con algunas decoraciones metálicas), medías y porta ligas
oculto discretamente en la pollera. Bajé por las escaleras y salí a
la calle después de recibir la mirada atenta del portero que
disimulaba leer un diario. Tomé un colectivo hacia el barrio de
Palermo, sabía que era el mejor lugar para iniciar la búsqueda de
clientes, tenía otros barrios anotados (San Telmo, Constitución, y
un par más) pero decidí ir directo por uno de los “VIP”, ya que
quería iniciar este ciclo de buena manera, y con buenos clientes.
Llegué a una de las avenidas donde estaban mi competencia, todas
vestidas de manera muy sugerente… para ejemplificar diré que yo
parecía una abogada comparada a la vestimenta que usaban esas
mujeres. Sin embargo algo que me alegró la noche fue haber visto que
había chicas muy jóvenes, maquilladas a las apuradas, intentando
pescar unos buenos billetes. No es que me interese, pero me
recordaban a mi misma en mis primeras noches visitando camas
matrimoniales o camas de una plaza cargadas de testosterona
adolescente. Los autos empezaron a llegar y se podía ver todo tipo
de caras, desde señores muy bien parecidos hasta imbéciles que no
habrán tenido ni veintidós años de edad pero que si tenían sus
billeteras muy cargadas, aunque no soy una mujer con mucha paciencia
cuando se refiere a los tratos, así que suelo evitar esos
pescaditos, no me agradan los pez-queñines. Ya eran las dos treinta
de la madrugada y solo llevaba bajo mi cinturón unos cinco clientes,
nada de físicos sin embargo, fueron 3 orales y dos trabajos
manuales; no era mucho dinero recolectado pero sin embargo ya estaba
sintiéndome cansada debido a la mudanza y todo lo que había estado
viajando, me saqué las botas y me senté en una parada del colectivo
que debía tomar para regresar a casa. Cuando estaba terminando de
contar el dinero escuché el motor de un auto poderoso acercándose,
era de un mercedes que ya había visto pasar por la calle donde
estaba y vi que había llevado a una de las chicas jóvenes, a una de
las novatas. Es raro ver el mismo cliente volver más de una vez en
busca de compañía pero quizás ahora trajo un amigo, o eso pensé
en ese momento. El auto paró en la esquina, a pocos metros de mí.
La ventanilla bajó lentamente y vi a un hombre de no más de treinta
años, barba un poco crecida, de traje y un extraño aire a
profesional.
-”¿Te
llevo?” me dijo apenas
centramos la mirada uno al otro.
-”¿No
te fue bien con la chica que llevaste o andas buscando un segundo
round?” le dije buscando
confirmar mi teoría anterior.
-”¿La
chica anterior?, ja, esa chica debería estar durmiendo porque seguro
mañana tiene que ir a clases, y no me refiero a universitarias.
Estoy buscando una mujer, no una niña, eso no me va.”
-”A
veces las más jóvenes son las más apasionadas, nunca sabes lo que
pueden ocultar detrás de su maquillaje.” -
En ese momento no entendí por qué le dije algo así, pero supongo
que mi versión más joven se sintió ofendida con su comentario y me
salió del corazón refutarlo.
-”No
lo dudo, pero este traje oculta cosas que una niña no puede
satisfacer ni entender, solo una mujer con mucho caminado y con mucha
soledad puede comprenderme y ayudarme.”
Me
quedé muda.
-”Dame
una oportunidad, no soy ningún loco ni rarito, es más si querés
comemos algo primero y vamos a un hotel que vos conozcas, yo puedo
dejar el auto en un estacionamiento. Así estás en confianza,
entiendo que todo esto te pueda parecer medio raro pero no frené
porque esté caliente, lo hice porque te vi sola en esta parada,
limpiando tus botas y totalmente aislada… por alguna razón sentí
que nos tenemos que hacer compañía esta noche, aunque sea para
olvidar un rato, ¿Me entendés?”
-”Te
espero acá.” - Le dije haciéndome la seria y profesional, aunque
en mi interior sabía que este sujeto me había tocado donde no me
tocaron nunca.
Apenas
su auto dobló la esquina escuché la llegada de mi colectivo, el
conductor me miró como esperando que le haga la seña de detenerse,
pero simplemente le tiré un beso y siguió de largo. A los cinco
minutos llegó el dichoso hombre del mercedes, me extendió la mano
para pararme y partimos a un bar que estaba cerca. La “cena” fue
muy entretenida, me contó que trabajaba en una compañía de seguros
y que vivía solo, tuvo una pareja pero la cual perdió en un
accidente de autos. Según él, era el amor de su vida y nunca logró
superar eso a pesar de que ahora era un frecuente cliente de las
chicas trabajadoras nocturnas. En ningún momento me preguntó
demasiado sobre mi vida personal o sobre mí en general, supongo que
se dio cuenta que no sería lo ideal de preguntarle a una prostituta,
hombre sabio. Dieron las cuatro y media de la madrugada y seguíamos
en la mesa, mis ojos me estaban traicionando y se querían cerrar,
intenté disimular esto para no hacerle pensar que me estaba
aburriendo, de hecho la estaba pasando muy bien.
-”Esto
salió mejor de lo que anticipaba, gracias por esta maravillosa
noche.” - Lo miré algo preocupada, no por el dinero si no
porque sentía que el trabajo estaba incompleto.
-”No
te preocupes, acá te pago la noche, quizás en alguna otra ocasión
podamos volver a vernos y tener la diversión extra. Realmente
disfruté mucho de esto, sé que suena tonto pero creo que ha sido
mejor que cualquier tipo de sexo que pudimos haber llegado a tener.
¿Te volveré a ver?”
-”Sí.”
- No me podía creer la suerte que tuve, apenas podía mantenerme
despierta y este sujeto termina la noche de esta manera, tan…
amable, tan humano… aún así no podía dejar de sentir que lo
estaba estafando.
-”Hey,
que te parece si…” - Le dije antes que se parase de su silla,
luego tomé la mitad del dinero y se lo acerqué a su lado de la
mesa.
-”Dejame
pagar la cena hoy, el resto del dinero me lo das cuando cumpla con el
resto del trabajo, ¿Querés?”
-”Claro
que si, lo que vos quieras. Muchas gracias, de todo corazón.” - Se
paró de la silla y me ayudó a pararme de la mía.
Nos fuimos hacia la puerta, nos
miramos fijamente durante unos segundos y luego nos abrazamos
profundamente durante un minuto o dos, para mi fue demasiado corto…
nos despedimos y nos marchamos cada uno por su camino. No sé cómo,
pero sentí en mi corazón que él no se quería ir y estoy segura
que él sintió que yo tampoco me quería ir, que esa noche no debía
terminar nunca… quizás así sean las verdaderas historias de amor.
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