viernes, 22 de mayo de 2020

Un Sentir Diferente


La noche es mi única amiga, es la irresponsable que decidió quedarse conmigo después de tantos años cuando todos los demás me soltaron la mano a veces incluso por simples rumores de mis competidoras.
Cuando me inicié en esto de la carne a domicilio, a veces llamado prostitución para no llamarlo por lo que es. No niego que se pueda ser prostituta y disfrutarlo, tener una vida feliz e incluso conseguirse un noviecito para pasar el frio; pocas veces me topé con chicas que tuvieron tal suerte, son la excepción a la regla. En el mundo real y común la vida de trola no es más que intentar conseguir el dinero suficiente para justificar conmigo misma haber tenido que acostarme con tanto cerdo e infieles todas las noches.
Cuando tuve mi primera relación sexual supe que el sexo sería lo más importante de mi existir….. es bastante triste, lo sé, pero esta clase de cosas no se elijen, simplemente ocurren y te marcan de por vida, como una cerradura en los genes que un día se topa con la llave y te cambia para siempre. No diré la edad pero era muy joven, tanto yo como mi compañero de aventuras de turno; desde entonces no pare de romper corazones, me acosté con todos los hombres (y algunas mujeres) que me crucé, y también otras cosas….. ¿Cómo me clasifica la psicología, ninfomana!, esa es la palabra. Terminé mis estudios secundarios e inicié la facultad pero esta última no la pude tolerar porque tenía demasiadas distracciones, incluyendo profesores. Sé que puede quedar y sonar de mal gusto admitir que soy, fui, y seré tan promiscua pero para mi no es algo negativo ni positivo, así es mi vida y es algo de lo más cotidiano para mi, es de lo único que conozco y vivo en carne propia (Lo sé, mal chiste), también es lo único que a veces me hace sentir viva y con ganas de vivir.
Los inicios de mi profesión no fueron fáciles a pesar que todo era mucho más humano y hogareño; básicamente atendía a los chicos y hombres de mi barrio, me hice unos panfletos, tarjetas de contacto y un email, solo con eso pude visitar prácticamente tres o hasta todas las casas de cada manzana, desde chicos jóvenes con demasiado libido y mucha soledad, pasando por padres, maridos, divorciados, travestis, parejas con tendencias swingerss Hasta me toco hacer de “niñera”, así me llamaban los padres que me contrataban para iniciar a sus hijos en la vida sexual. La frecuencia con la que requerían de mis cuidados era buena , incluso aumentaba ya que me recomendaban entre amigos, tíos, hermanos, y hasta suegros, jaja!; a pesar de mi “éxito” monetario y profesional, mi vida no se hizo más fácil ni llevadera.
Al volverme tan conocida entre los hombres de la zona, las mujeres, mi propio genero, empezaban a darme la espalda y aislarme de todo aspecto social. Se me volvió imposible hacerme amigas o si quiera tener una conversación normal con alguna del edificio donde vivía. Cuando se difundió que tuve sexo con la mayoría de los hijos del barrio todo se puso mil veces peor. Podré ser puta y prostituta pero sé cuidar mi salud y la de mis clientes, solo con personas especiales tomo el camino de lo natural, pero esto es difícil de hacer entender a esposas/madres iracundas porque me acosté con sus maridos e hijos, a veces ambos al mismo tiempo. Para mi dicha tenía una pequeña fortuna trabajada así que usé parte de ella para mudarme; y en aquel momento no decidía entre irme a otro barrio o directamente a otro país.
Nunca fui muy aplicada para estudiar pero si que me interesaba mucho el resto del mundo, por lo que me fascinaba la clase de geografía. Luego, con la llegada de internet a mi vida pude aprender mucho más del mundo, en especial en lo que a mi me gustaba, ese arte que yo sabía pintar muy bien. Obviamente con el dinero que tenía disponible para gastar no podía irme a Europa y mucho menos Estados Unidos, pero no quería dejar de pensar en ambos lugares como metas que algún día alcanzaría. Me fui del barrio donde estaba, podía elegir ir al interior del país a intentar dominar nuevos territorios, más centrados y pequeños… quizás allí las personas no serían tan malignas a la hora de tolerar estilos de vida que no se acomodan a lo común… pero luego recordé que si quiero llegar lejos, si quiero llegar a salir de país algún día tendré que trabajar en serio, hacerme una profesional absoluta de mi materia… esto significaba irme a la ciudad.
La ciudad de Buenos Aires es un lugar místico para cualquier personita del interior que no ha conocido nunca antes ese lugar, recuerdo que en el barrio todos hablaban pestes de la ciudad, que estaba llena de delincuentes, de tramposos, de asesinos, y miles cosas más, sin embargo todos se morían por ir a vivir allí. La realidad es que la ciudad es un lugar como todos, gente maligna hay en todos lados, al igual que gente buena, la única diferencia es que en los pueblos del interior todo está más espaciado y por eso no se siente tanto lo humano, en cambio en la ciudad hay más de cien personas por manzana… todos se huelen todo el tiempo, sea para bien o para mal. En lo personal amo eso, me encanta no sentirme tan sola cuando salgo a la calle y veo gente por todos lados caminando, comprando, besándose, hablándose y siendo humanos, cada puerta es un mundo y cada mundo es un grano de arena en el gran desierto que es la ciudad. Llegué a la ciudad con mis veintitrés años recién cumplidos, mis padres decidieron venir a la ciudad conmigo aunque acordamos separarnos ya que mi padre no estaba muy contento conmigo, supongo que le ardía el orgullo saber que su hija era una puta que se había acostado con todos los hombres que el había conocido y quizás hasta los que estaba por conocer. Mi madre me comprendía, quizás de ella heredé lo trola, aunque siempre fue una santa e incluso la única amiga que he tenido a lo largo de mi vida. Les dí un poco de mi dinero para que puedan iniciar su nueva etapa bien (Y de paso para sacarme un poco de culpa de encima, en especial por mi madre). Llegué al barrio de Caballito en plena primavera, aún recuerdo lo hermoso que se veía el parque Rivadavia con sus grandes árboles y toda la gente disfrutando del amor soleado, las parejitas, la gente corriendo… todo tan pacífico y tan individual. Logré conseguirme un pequeño departamento cerca de uno de los puntos más pintorescos del barrio, “Primera Junta”. Edificios de más de diez pisos por donde se ponga la mirada, taxis, colectivos, motos y autos, el ruido de la gente comerciando y mucha urbe, todo esto y más se respira al caminar por esas calles.
La primera noche en la ciudad la pasé acomodando mis pocas cajas de ropa y algún que otro mueble que había quedado en el departamento por cortesía de la mujer que me lo alquilaba. Luego de terminar de acomodar lo poco que tenía (de lo cual me enorgullezco inmensamente porque me gusta tener lo menos posible), me dí una ducha y comí algo rápido, ya que se acercaban las diez de la noche y quería cumplir mi horario. Me puse mi “Traje de oficina” (Pollera negra bien cortita, botas taco alto de terciopelo, y una campera de cuero negra con algunas decoraciones metálicas), medías y porta ligas oculto discretamente en la pollera. Bajé por las escaleras y salí a la calle después de recibir la mirada atenta del portero que disimulaba leer un diario. Tomé un colectivo hacia el barrio de Palermo, sabía que era el mejor lugar para iniciar la búsqueda de clientes, tenía otros barrios anotados (San Telmo, Constitución, y un par más) pero decidí ir directo por uno de los “VIP”, ya que quería iniciar este ciclo de buena manera, y con buenos clientes. Llegué a una de las avenidas donde estaban mi competencia, todas vestidas de manera muy sugerente… para ejemplificar diré que yo parecía una abogada comparada a la vestimenta que usaban esas mujeres. Sin embargo algo que me alegró la noche fue haber visto que había chicas muy jóvenes, maquilladas a las apuradas, intentando pescar unos buenos billetes. No es que me interese, pero me recordaban a mi misma en mis primeras noches visitando camas matrimoniales o camas de una plaza cargadas de testosterona adolescente. Los autos empezaron a llegar y se podía ver todo tipo de caras, desde señores muy bien parecidos hasta imbéciles que no habrán tenido ni veintidós años de edad pero que si tenían sus billeteras muy cargadas, aunque no soy una mujer con mucha paciencia cuando se refiere a los tratos, así que suelo evitar esos pescaditos, no me agradan los pez-queñines. Ya eran las dos treinta de la madrugada y solo llevaba bajo mi cinturón unos cinco clientes, nada de físicos sin embargo, fueron 3 orales y dos trabajos manuales; no era mucho dinero recolectado pero sin embargo ya estaba sintiéndome cansada debido a la mudanza y todo lo que había estado viajando, me saqué las botas y me senté en una parada del colectivo que debía tomar para regresar a casa. Cuando estaba terminando de contar el dinero escuché el motor de un auto poderoso acercándose, era de un mercedes que ya había visto pasar por la calle donde estaba y vi que había llevado a una de las chicas jóvenes, a una de las novatas. Es raro ver el mismo cliente volver más de una vez en busca de compañía pero quizás ahora trajo un amigo, o eso pensé en ese momento. El auto paró en la esquina, a pocos metros de mí. La ventanilla bajó lentamente y vi a un hombre de no más de treinta años, barba un poco crecida, de traje y un extraño aire a profesional.

-”¿Te llevo?” me dijo apenas centramos la mirada uno al otro.
-”¿No te fue bien con la chica que llevaste o andas buscando un segundo round?” le dije buscando confirmar mi teoría anterior.
-”¿La chica anterior?, ja, esa chica debería estar durmiendo porque seguro mañana tiene que ir a clases, y no me refiero a universitarias. Estoy buscando una mujer, no una niña, eso no me va.
-”A veces las más jóvenes son las más apasionadas, nunca sabes lo que pueden ocultar detrás de su maquillaje.- En ese momento no entendí por qué le dije algo así, pero supongo que mi versión más joven se sintió ofendida con su comentario y me salió del corazón refutarlo.
-”No lo dudo, pero este traje oculta cosas que una niña no puede satisfacer ni entender, solo una mujer con mucho caminado y con mucha soledad puede comprenderme y ayudarme.”

Me quedé muda.

-”Dame una oportunidad, no soy ningún loco ni rarito, es más si querés comemos algo primero y vamos a un hotel que vos conozcas, yo puedo dejar el auto en un estacionamiento. Así estás en confianza, entiendo que todo esto te pueda parecer medio raro pero no frené porque esté caliente, lo hice porque te vi sola en esta parada, limpiando tus botas y totalmente aislada… por alguna razón sentí que nos tenemos que hacer compañía esta noche, aunque sea para olvidar un rato, ¿Me entendés?

-”Te espero acá.” - Le dije haciéndome la seria y profesional, aunque en mi interior sabía que este sujeto me había tocado donde no me tocaron nunca.

Apenas su auto dobló la esquina escuché la llegada de mi colectivo, el conductor me miró como esperando que le haga la seña de detenerse, pero simplemente le tiré un beso y siguió de largo. A los cinco minutos llegó el dichoso hombre del mercedes, me extendió la mano para pararme y partimos a un bar que estaba cerca. La “cena” fue muy entretenida, me contó que trabajaba en una compañía de seguros y que vivía solo, tuvo una pareja pero la cual perdió en un accidente de autos. Según él, era el amor de su vida y nunca logró superar eso a pesar de que ahora era un frecuente cliente de las chicas trabajadoras nocturnas. En ningún momento me preguntó demasiado sobre mi vida personal o sobre mí en general, supongo que se dio cuenta que no sería lo ideal de preguntarle a una prostituta, hombre sabio. Dieron las cuatro y media de la madrugada y seguíamos en la mesa, mis ojos me estaban traicionando y se querían cerrar, intenté disimular esto para no hacerle pensar que me estaba aburriendo, de hecho la estaba pasando muy bien.

-”Esto salió mejor de lo que anticipaba, gracias por esta maravillosa noche.” - Lo miré algo preocupada, no por el dinero si no porque sentía que el trabajo estaba incompleto.

-No te preocupes, acá te pago la noche, quizás en alguna otra ocasión podamos volver a vernos y tener la diversión extra. Realmente disfruté mucho de esto, sé que suena tonto pero creo que ha sido mejor que cualquier tipo de sexo que pudimos haber llegado a tener. ¿Te volveré a ver?

-”.” - No me podía creer la suerte que tuve, apenas podía mantenerme despierta y este sujeto termina la noche de esta manera, tan… amable, tan humano… aún así no podía dejar de sentir que lo estaba estafando.

-”Hey, que te parece si…- Le dije antes que se parase de su silla, luego tomé la mitad del dinero y se lo acerqué a su lado de la mesa.

-Dejame pagar la cena hoy, el resto del dinero me lo das cuando cumpla con el resto del trabajo, ¿Querés?

-”Claro que si, lo que vos quieras. Muchas gracias, de todo corazón.” - Se paró de la silla y me ayudó a pararme de la mía.

Nos fuimos hacia la puerta, nos miramos fijamente durante unos segundos y luego nos abrazamos profundamente durante un minuto o dos, para mi fue demasiado corto… nos despedimos y nos marchamos cada uno por su camino. No sé cómo, pero sentí en mi corazón que él no se quería ir y estoy segura que él sintió que yo tampoco me quería ir, que esa noche no debía terminar nunca… quizás así sean las verdaderas historias de amor.

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